El mundo anda siempre en busca de hombres que no se vendan, de hombres honrados, sanos desde el centro hasta la periferia; íntegros hasta el fondo del corazón.
Hombres de conciencia fija e inmutable, como la aguja que marca el norte.
Hombres que defiendan la razón, aunque los cielos caigan y la tierra tiemble.
Hombres que digan la verdad sin temor al mundo ni a nada.
Hombres que no se jacten ni huyan; que no flaqueen ni vacilen.
Hombres que tengan valor en todas las circunstancias.
Hombres que sepan lo que ha de decir y lo que digan; que sepan cuál es su puesto y lo ocupen; hombres que conozcan su trabajo y su deber y lo cumplan.
Hombres que no mientan, ni se escurran, ni rezonguen.
Hombres que quieren comer sólo lo que han ganado y no deber lo que llevan puesto.
Orrison Sweet Marden
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