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San Luis Gonzaga

Patrono de los Estudiantes, dolencias de la vista, enfermos de sida, jóvenes católicos, de la juventud y de la peste.

Nació un 9 de Marzo en Lombardía  ( Italia ) fue el primogénito,  su madre, dama de honor, de la Reina  de la Corte española y su padre, Marqués de Chantillón de Stiviéres en Lombardía, príncipe del Imperio.



Desde niño, su padre deseaba que fuera un gran soldado como él, por eso desde pequeñito lo llevaba a que se mezclara con el pelotón que tenía a su cargo; ahí Luis aprendió la importancia de ser valiente y del sacrificio por grandes ideales. también les aprendió su vocabulario vulgar y  grosero,  mismo que luego decía sin problema en el Castillo, su tutor lo reprendió haciéndole ver que eso, ofendía a Dios, Luis lo comprendió y mostrándose arrepentido, nunca más lo hizo.

Desde los 7 años mostró su inclinación hacia la vida espiritual, entregándose por completo a Dios y rezando a diario a la Virgen. Dicen que nunca cometió un pecado mortal  y a los 9 años le hizo a la Virgen su voto de virginidad, a los trece años hizo su primera comunión en un ambiente de inocencia y sabiduría.

En su adolescencia convivió con el batallón de soldados, lidiando con  ese ambiente de lujuria, crimen, veneno, miedo, vicios, más sin embargo, todo eso solo sirvió para avivar su castidad, pureza y santidad.

A la Edad de 23 años, Luis murió ( como se le había revelado, tiempo atrás) era el joven más alegre y deseoso de que así fuera, pues deseaba alabar y adorar a Dios con todo su corazón y alma,  viendo fijamente su crucifijo y de sus labios, solo se escuchaba decir, " En tus manos, Señor" expiró cerca de la media noche, sus restos se encuentran en el altar de la Iglesia de San Ignacio en Roma



ORACIÓN

Oh Luis Santo, adornado de angélicas costumbres!  yo, indigno
 devoto tuyo, te encomiendo la castidad de mi alma y de mi cuerpo, 
 para que te dignes, encomendarme al Cordero Inmaculado, Cristo Jesús,
 y a su madre, Virgen de Vírgenes, guardándome  de todo pecado.
 No permitas ángel mío,  que manche mi alma con la menor impureza,
 antes bien, cuando me vea en la tentación o peligro de pecar, aleja de
 mi corazón todos lo pensamientos  o afectos impuros; despierta en mi la
  memoria de la eternidad y de Jesús Crucificado; imprime hondamente en
mi corazón, un profundo sentimiento de temor Santo de Dios, y abrazame
en su divino amor, para que así, siendo imitador tuyo, en la tierra, 
merezca gozar de Dios con tu  compañía, en la gloria.

AMEN

Ofrecer un Padre Nuestro, un Ave María y un Credo

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 queridos y amigos

¡Que tengas un lindo día!

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